viernes, 30 de noviembre de 2012

LA COLUMNA DE ANTONIO DIAZ TORTAJADA EN EOS.CARTA A UN COFRADE:LA FELICIDAD AQUÍ Y AHORA



LA FELICIDAD AQUÍ Y AHORA
Por Antonio DÍAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista
Querido cofrade:
Tras la alusión a la destrucción de Jerusalén, se da el salto a la proclamación de la esperanza en la venida inminente del Señor, a partir de textos proféticos.
En el texto del evangelio de Marcos está reinterpretando la conmoción cósmica relatada por los profetas: “Oscureceré el firmamento, apagaré las estrellas, cubri­ré el sol de nubes, y la luna no dará más luz" (Ez 31,7), para anunciar la muerte de la realidad antigua y el nacimiento de la nueva realidad llamada Reino de Dios en razón de la presencia de Jesucristo. Este tiempo tiene como signo  la imagen de la higuera que, cargándose de yemas, anuncia la prima­vera y como seguridad las palabras de Jesús: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".
¡Bien! aceptamos, por la fe, esa profecía de nuestro futuro pero “¿Ahora qué?”. El presente es lo que nos permite responder por el “hoy”. Tenía razón E. Schródinger, [Viena,12 de agosto de 1887 - 4 de enero de 1961] uno de los "padres" de la física cuántica, cuando decía que "el presente es la única cosa que no tiene fin". Únicamente existe el presente y en él estamos, nada debía alejarnos o distraernos o permitirnos huir del único lugar de la vida y tiempo de felicidad que es el presente. Siempre que no estemos en el presente deberíamos preguntarnos ¿en dónde estoy? La primera pregunta que Yavé le hizo al hombre cuando, por el pecado, huyó de Él fue: ¿Dónde estás? Y para concretarlo en el presente de la vida de su hermano Abel le preguntó a Caín ¿dónde está tu hermano?
Si sólo existe el presente, hoy, ahora, ¿dónde estoy cuando "no estoy" en él? Quizá soñando futuro, ahogado en los vericuetos del egocentrismo o en la memoria del pasado, simplemente “estamos dormidos” porque estar despiertos solo se puede en el presente, sólo el “ego” es capaz de hacer vivir de expectativas y recuerdos que nos desplazan siempre a otro tiempo y otro lugar distintos del “hoy”.
Dios nos ha creado para ser felices pero a fuerza de esperar la felicidad para mañana, o no dejar que Dios sane el pasado  nos privamos de ser felices hoy, si sólo deseamos lo que no se tiene nunca se tiene lo que se desea. La auténtica esperanza, sin embargo, no sólo nos aleja del presente, sino que nos ancla en él. Porque, realmente, sólo hay una esperanza: la que corresponde al anhelo por el “hoy” de la salvación.
Nuestra felicidad no está en ningún futuro; tampoco en nada que pueda "conseguirse" o "lograrse". La felicidad vive únicamente en el presente y sólo cuando dejamos que venga a nosotros (Adviento) nos muestra su rostro (Navidad). El presente es el único lugar de la felicidad, porque es el único lugar de la Vida: Vivimos sólo mientras estamos en el “hoy”. Sor Isabel de la Trinidad piensa el “hoy” en términos de espacio: “Dios mío, si tú estás en todas partes, ¿cómo me las arreglo yo para estar siempre en otro sitio?".
Cordialmente,

Antonio

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